Qué hacer y qué no hacer en una boda vietnamita

Voy a publicar mis propias conclusiones como respuesta porque es demasiado largo para un comentario.

Debo decir de antemano que tanto la familia del novio como la de la novia residen en Ciudad Ho Chi Minh, por lo que el acto podría adaptarse de algún modo a las costumbres metropolitanas.

La boda se celebró en un salón de bodas de Ciudad Ho Chi Minh. Como buen alemán llegué 30 minutos antes del comienzo oficial. El novio también me había dicho que podía aparecer antes, para asistir a algunas de las sesiones fotográficas oficiales.

Me puse mi mejor vestido formal. Más tarde me encontré un poco desabrigada. Al llegar, el personal, muy profesional, me explicó que no es habitual presentarse antes de tiempo, pero de todos modos no causé ninguna dificultad. El novio me pidió entonces que saliera en un montón de fotos con su familia y la de su mujer, lo que debió de ser todo un privilegio, porque sólo posaron con unos pocos de los 600 invitados.

Los regalos debían colocarse en una caja sobre una gran mesa decorada cerca de la entrada de la sala. Me dijeron que ya no es necesario utilizar el sobre rojo para el regalo. De hecho, la mayoría de los invitados utilizaban el sobre blanco en el que habían recibido la invitación para depositar su regalo.

La boda empezó in situ a las 18:00 y tenía un programa apretado con fotos, una película sobre la pareja y baile espectáculo en un escenario entre otros actos. No hubo ni espacio ni tiempo para que los invitados bailaran o se mezclaran entre ellos. Parecía que se había puesto mucha diligencia en la distribución de los invitados en las numerosas mesas grandes de la sala.

Éramos sólo cuatro no vietnamitas y nos sentamos junto a algunos parientes cercanos del novio (hermano, tío y sobrina, creo), que hablaban inglés con fluidez. Supongo que aparte de la mayoría de los invitados.

Las comidas estaban tan orquestadas como todo el evento, que terminó a las 21.00 horas in situ. Tengo la explicación: suponiendo que cualquier boda en una gran ciudad tenga entre 200 y 1.000 invitados, está bastante claro que es probable que te inviten a una boda cada dos semanas si tienes algunos parientes y amigos. Si las bodas llevaran el tiempo que solían llevar, los empresarios de una ciudad podrían iniciar un motín si el 10% de su plantilla acudiera a trabajar con resaca todos los días.

La pareja, conocedora de nuestra forma europea de entender las bodas, nos llevó después a un bar.

Por último, me pareció que las bodas en la capital se adaptan en cierto modo a las europeas o americanas en cuanto a vestimenta, decoración y ubicación, pero con algunos sabores muy especiales. Fue una experiencia muy interesante que no quise perderme.