El mayor obstáculo en Dubai es que, una vez que se llega, hay que pasar un control de seguridad antes de poder entrar en la zona de tránsito; y esto puede llevar bastante tiempo; una vez, me llevó 30 minutos.
Sin embargo, la buena noticia es que la terminal es muy fácil de recorrer. Una vez pasados los controles de seguridad y en la terminal principal, acérquese a cualquier mostrador de recepción y escanee su tarjeta de embarque en el lector de códigos de barras.
El sistema le indicará cómo llegar a su puerta y el tiempo estimado que tardará en llegar.
También puede mirar hacia arriba, al gran número de monitores que muestran los vuelos y los horarios de salida.
Si tiene una conexión muy apretada y su vuelo de llegada se retrasa, es posible que en la puerta de embarque le reciba personal del aeropuerto que le dará acceso prioritario a través de la cola de seguridad.
Si todo lo demás falla y pierde su vuelo, por suerte se encuentra en una de las terminales más grandes y concurridas del mundo. Basta con acercarse a cualquier persona en un mostrador de transbordo. Le reservarán un billete para el siguiente vuelo y, si el retraso es grande, le ofrecerán un vale para comer algo.
Por experiencia propia, puedo decir que es muy fácil -y muy cómodo- pasar más de 8 horas deambulando por la T3.
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Ni tú lo sabes ni ellos conocen la puerta hasta que llegas. No te preocupes, es increíblemente claro y fácil. Encontrarás carteles enormes que te indican tu puerta de embarque nada más bajar del primer avión. Tienes tiempo de sobra para el cambio, no hay ningún problema.