Reservas para trenes intracomunitarios

El viaje en tren es esencialmente anónimo. Si compra un billete en una ventanilla o en una máquina expendedora de billetes, no se le pedirá que muestre un documento de identidad, ni se le exigirá que lo muestre al subir al tren.

A los ferrocarriles no les importa quién viaja en sus trenes. Los trenes no tienen manifiestos de pasajeros.

Sí les importa que todos los que van en sus trenes hayan pagado por el privilegio. Por lo tanto, se preocupan de que su billete sea real. En el caso de los billetes impresos en una taquilla o en una máquina expendedora, esto no es un problema, ya que se imprimen en billetes reales. Sin embargo, con los billetes impresos en casa existe el riesgo real de que la gente empiece a retocar sus propios billetes o a imprimir varias copias y compartirlas con sus amigos.

Por lo tanto, para las entradas impresas en casa se pedirá un nombre. Esto no significa que haya que registrarse (aunque algunos ferrocarriles lo fomentan), pero sí que hay que llevar un documento de identidad (como se necesita en la mayoría de los países de la UE). El objetivo es evitar las falsificaciones y las copias. El nombre que usted da al hacer la reserva está codificado en el billete, de manera que se evita que lo cree usted mismo. Y como su nombre está en el billete, sólo le sirve a usted.

Pero el propósito no es llevar un registro de tus movimientos. Es sólo una medida antifraude.