Primero, cada país (o grupo de países, a veces) establece sus propias reglas de seguridad. Aunque más o menos se alinean porque generalmente siguen el mismo objetivo, no hay ninguna obligación para que sean iguales en todas partes. Japón y Estados Unidos pueden tener reglas diferentes, y no puedes hacer nada al respecto.
Además, las reglas no siempre se aplican de manera consistente y exhaustiva. Son humanos, se les escapan cosas. Los viajeros frecuentes tienen muchas historias del cuchillo suizo olvidado o el destornillador en alguna parte de su bolso que pasó por una docena de vuelos y tantos controles de seguridad en diferentes países antes de que alguien finalmente lo notara y lo confiscara (por un objeto que está casi universalmente prohibido). Las diferentes tecnologías de escáner también pueden tener influencia, al igual que la capacitación.
En este caso específico, también puede haber un aspecto cultural: es más probable que un agente japonés reconozca el mango de una espada samurái que un agente estadounidense.