Si vives en una casa y te vas de viaje en una época en la que las temperaturas bajan por debajo del punto de congelación, deberías (muchas compañías de seguros insisten) hacer que alguien se pase por la casa cada pocos días para asegurarse de que la calefacción está encendida y las tuberías no se han congelado. Este es un tipo de daño que se agrava mucho si ocurre cuando no hay nadie cerca para mitigarlo. También hay que evitar que el correo se acumule fuera de la casa.
En un apartamento, probablemente no habrá señales visibles de que estás fuera. Si la correspondencia se deposita sobre una mesa o algo parecido, pide a un vecino que la recoja por ti (y llévale un pequeño regalo como agradecimiento) o haz arreglos con la oficina de correos. Si te entregan el periódico (lo sé, qué pintoresco), haz que detengan la entrega.
Estadísticamente, sus posesiones de vital importancia no estarán más seguras frente a robos o incendios en la casa de alguien que asiste como en su lugar de alquiler desatendido. Tal vez sea más probable que entren en tu casa, pero es más probable que la suya se queme mientras cocinan o algo así. Ambos casos son sumamente improbables. Sin embargo, no es mal momento para hacer algunas copias de seguridad: llévate un DVD o un disco duro externo con fotos, documentos, escaneos de papeles importantes, etc., y déjalo en manos de familiares o amigos.
No dejes nada en la nevera, como la leche, que se habrá estropeado para cuando vuelvas. El congelador debería estar bien, al igual que cosas como la mermelada y los encurtidos que la gente suele dejar en la nevera durante meses. Comprueba si hay manzanas u otros alimentos que se enmohecen con el paso de las semanas.
Por último, ordena todo para que si alguien tiene que entrar en tu casa (quizás el portero para hacer reparaciones, o la familia a la que has llamado para que te traiga algo que has olvidado) no resulte embarazoso. Asegúrate de que todo está limpio y de que las cosas privadas están guardadas fuera de la vista. Cierra todas las cortinas para mantener el frescor (o el calor) y para que se note menos que no estás dentro. Comprueba que todas las ventanas están cerradas y con pestillo. Deja todas las puertas de las habitaciones abiertas para que circule el aire. Apaga las luces para ahorrar electricidad; puedes poner una luz en el salón y otra en el dormitorio con un temporizador para simular que estás en casa, aunque esto es menos importante en un edificio con muchas unidades.
Haz una lista de lo que ahora no tienes y podrías querer en tu primer día -leche, nata, pan- y llévala contigo. Si te acuerdas de pasar por la tienda y comprarlas de camino a casa, llegarás más contento.