Trabajar en un crucero es lo más diferente posible a ir de crucero. Los camarotes de la tripulación son pequeños, sin ventanas y normalmente compartidos; en algunos barcos se comparten con más tripulantes que camas, que trabajan y duermen por turnos. La tripulación no puede entrar en las zonas de los huéspedes ni siquiera en su tiempo libre.
Trabajar como consejero de estrés y profesor de meditación va a tener un estatus más alto que el de un lavavajillas o el de un limpiador de habitaciones, pero no vas a relajarte en la cubierta del Lido entre clase y clase. La buena noticia es que te pagan más allá del alojamiento y la comida, y que a menudo puedes explorar los puertos de escala, ya que los huéspedes abandonan el barco en esos días. La mala noticia es que trabajarás mucho y no podrás disfrutar del lujo del barco.
Hay muchos sitios web dedicados a la contratación de personal de cocina y limpieza (así como de competencias más especializadas como informática y desarrollo de software, animadores, etc.) para cruceros. Busqué en muchos de ellos para un chef que se lo estaba planteando. Algunas de las páginas web parecen ser un timo y solicitarlo directamente a las compañías de cruceros parece más seguro, pero al leerlas quedó claro que ningún barco grande te ofrece la experiencia del pasajero a cambio de tu trabajo, y nunca como algo puntual u ocasional. Firmas un contrato de 3 a 6 meses o más, trabajas largas jornadas (por ejemplo, 12 horas al día 6 días a la semana), lo cual está muy bien porque hay poco que hacer cuando no se trabaja, conoces gente de todo el mundo y consigues ver un poco de él, y ganas un dinero decente teniendo en cuenta que no vas a gastar nada a bordo.